martes, 2 de octubre de 2007

El rincón del Neocon

La Iglesia y los hijos de padre incierto


Juan Antonio Martínez Camino, portavoz de la conferencia episcopal, ha sido, una vez más, injusto blanco de los envenenados dardos del rojerío patrio. En esta ocasión por defender una verdad incuestionable: los niños deben venir al mundo con padre y madre, en una familia estructurada y fiel. Y corto se ha quedado. A esta sensata lista de exigencias yo le hubiera añadido algunas que se me antojan más que necesarias, como que esa familia estructurada, fiel y, añado yo, guapa, tenga casa unifamiliar con campo de tenis o, cuando menos, piscina.

El gobierno de Zapatero pretende, con medidas como las ayudas especiales a las madres solteras, fomentar el crecimiento de los niños en un entorno hostil, con la esperanza de que con el correr del tiempo se conviertan en futuros votantes de izquierda. Es decir, que con estos dineros que ahora nos sustraen aseguran su futuro.

Quizá esto que acabo de escribir para algunos pueda resultar una exageración, pero a la historia me remito. De una familia bien avenida, temerosa de Dios, con madre y padre conocidos, una situación económica resuelta y que no mezclan peras con manzanas, sólo pueden salir buenos hijos y, por ende, fieles ciudadanos de derechas.

En cambio, ¿qué se puede esperar de un niño que nace en una familia humilde, donde el padre es desconocido o, cuando menos, sorprendente y que crece en un entorno de privaciones, si no de miseria? Yo se lo diré: ¡un idealista! Inconformistas sociales dispuestos siempre a la provocación.

Muchos no se contentan con una revolución personal, sino que arrastran tras de sí a numerosos discípulos, y lo mismo te luchan contra el imperio de la época, que te desalojan un templo lleno de honrados comerciantes.

Es cierto que la mayoría tienen una vida corta (en el último estudio serio que se hizo salía una media de 33 años), pero queda siempre la peligrosa semilla de sus ideas. Nadie conoce mejor que la Santa Madre Iglesia a este tipo de peligrosos personajes. Por eso han sido los primeros en advertirnos de la amenaza que se avecina.

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